Camino. El Adviento es un camino como el de la foto con horizonte y con una alfombra de hojas del otoño que nos lleva a un final donde la pobreza de un nacimiento vuelve a engancharnos con la vida. En el camino, la atención, el encuentro, la reafirmación de la esperanza, la utopía del encuentro con la misma vida que vuelve cíclicamente a hacerse presente. Piso estas hojas de nuevo, un año más, con la intención de poner el foco en lo esencial, con la mirada al frente, erguido, dispuesto, con determinación.

Caminos. Me ha gustado especialmente esta serie que se llama Task y que cuenta una historia de redención donde los protagonistas buscan la redención por caminos distintos. Uno, el de la venganza y la violencia, el otro desde el reconocimiento y el perdón. Es una de las historias con más piso religioso que he visto últimamente. El personaje de Mark Ruffalo nos regala uno de esos roles fantásticos que van creciendo en cada capítulo y que terminan con esa mirada a la cámara en un plano final que deja poso. El camino del Adviento también es un camino de redención, donde buscamos el encuentro y el abrazo. De nosotros dependerá qué sendero recorrer.

Subterfugios. Lo que hace Juan Tallón en Mil cosas es ponernos de cara la locura del día a día que vivimos inmersos, la acumulación y el sinsentido. La conciliación de todos los flecos de esta vida se hace casi imposible cuando el trabajo ocupa toda la jornada, cuando la vida se echa encima a través de todas sus aristas. Y, entonces, perdemos el norte, nos quedamos sin brújula, sin saber muy bien hacia dónde dirigimos nuestros pasos. Quizás, para recorrer este camino de Adviento, habrá que parar, cultivar la atención, saber habitar el tiempo de otra manera, lograr vivir una vida con algunas cosas menos. Dejar atrás las mil cosas que acumulamos en nuestro día a día y estar atento a lo esencial.
Todos los caminos llevan a Roma y, en este Adviento, la esperanza me trae a estas calles, a estas plazas en el final del año jubilar para seguir caminando. La vida nos lleva de aquí para allá en continuo movimiento, en el proceso de seguir la estela de quien nos empuja, de quien nos sustenta. Él es el eje del Adviento, la luz que alumbra nuestros pasos. A Él nos encomendamos.

«Entonces, la cuestión a investigar no es por qué alguien se convierte en activista, sino cuándo y por qué olvidamos que lo hemos sido. Todas las personas ingresamos al mundo con sentimientos de compasión, generosidad y amor por la gente que nos rodea. Pero tenemos un problema: vivimos en una sociedad que no permite tiempo para pensar. Creo que me hice activista leyendo libros». Son las palabras de la antropóloga María Eugenia Salinas en el libro de Liliana Viola, La Hermana. Una oportunidad para pensar, para pensarnos, para parar, para comprometernos con el mundo. En la imagen, la última obra de Jafar Panahi que ganó la Palma de Oro del último Festival de Cannes. Una reflexión sobre los efectos de la represión, la culpa, la vida después, la necesidad de cultivar la conciencia. También viendo cine nos hacemos activistas de muchas causas que pasan desapercibidas a nuestro lado. En la siguiente imagen, el actor palestino Nabil AlRaee que en la pieza Preso en la esperanza cuenta su experiencia de vida, de lucha, de sentido, en medio del sinsentido. Actualmente se puede ver en el Teatro del Barrio, en Lavapies, Madrid.



