Final de agosto es un tiempo en el que todos los marketings publicitarios se activan para anunciar su mejor campaña sobre back to school. Ofertan rebajas, promociones, con grandes eslóganes que llegan a convencerte de que los productos que publicitan conjugando “calidad- precio” son los mejores y los que más nos pueden beneficiar.

Esta publicidad invade todos los medios de comunicación social, se nos cuelan por todas las plataformas digitales. Nos recuerdan e incluso nos “ bombardean” con la convicción de que el tiempo de descanso, de relax, está llegando a su término, y el tiempo de volver a empezar, de reiniciar la rutina y  encender motores, lo tenemos “detrás de la esquina”… Es una manera bastante sutil de hacernos conscientes de que la vuelta al cole es una realidad inminente.

Tengo compañeros que aún a las fechas de hoy no quieren oír hablar de esa “vuelta a la rutina”, como les suelen llamar, mientras que otros y otras llevan días organizando sus temarios, buscando nuevos materiales, intentando aprender nuevas metodologías para aplicarlas en el aula, sueñan con las caritas de sus alumnos y alumnas en este mágico momento del primer contacto… Y es que todo es cuestión de actitud, cada profesor/a  o educador podemos elegir entre anhelar el tiempo vivido de descanso manteniéndonos  erguidos en la queja, en la típica frase: “qué rápido se ha pasado el tiempo”… o, por el contrario, agradecer el tiempo de desconexión, reiniciar mente y corazón para comenzar esta nueva aventura con la misma ilusión y pasión que el primer año de docencia. Hacer de este tiempo un memorial educativo, con todo lo que supone de volver a pasar por el corazón, volver a sentir las mismas emociones de ese primer día…. (haga los años que hagan), volver a mirar a cada alumno y alumna como lo mejor que nos podía pasar, soñar con sacar y provocar en cada uno de ellos y ellas, lo mejor y lo máximo. Sí, es tiempo para encender motores.

Encender la ilusión de un nuevo comienzo: soñando, dejando que vuele alto y sin patrones tu imaginación, sueña con una organización que motive a tus alumnos y alumnas a ser mejores personas, a implicarse y a saber más para servir mejor; a que sean artífices de sus propias vidas y “samaritanos” de aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. Encender la ilusión es soñar despiertos con pies de barro y corazón de fuego.

Encender la creatividad: buscar ideas, formas diferentes  para ir preparando y elaborando tu espacio de clase, decorarlo de tal manera que les provoque sorpresa, frescura, novedad además de respeto, amplitud de miras, inclusividad, alegria y acogida. Al entrar en clase, que sientan que están “en casa”. La escuela es un espacio de seguridad, de crecimiento, personal y colectivo, de sentirse queridos, potenciados y lanzados al futuro, un espacio de oportunidades, conocimiento y aprendizaje, no solo de contenidos, sino aprendizaje de la vida, desde la vida y para la VIDA. ¡Qué importante es saber gestionar tu vida para saber sacar el “máximo jugo a la realidad que a cada uno le toque vivir”.  Hablo de educación emocional, de conocimiento personal, de la adquisición de una  amplia gama de valores como el esfuerzo, la constancia, el orden, la responsabilidad, la belleza y la estética en los trabajos presentados, la resiliencia… Un profesor/a creativo/a va a provocar en sus alumnos/as una imaginación infinita sin límites mentales.

Encender el interruptor del efecto Pigmalión: la capacidad de esperar, confiar en que cada alumno/a concreto/a es capaz de superarse y alcanzar los objetivos y metas propuestas, y lo que es más importante, hacérselo saber.  ¡Los resultados son inimaginables! Es como aquel relato oriental:

“Érase una vez, un escultor que trabajaba con un martillo y cincel en un bloque inmenso de mármol. Un niño que lo observaba, no veía más que pedazos, grandes y pequeños de piedras que caían a diestra y siniestra. El niño no tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. Cuando semanas más tarde regreso al taller, el niño vio con gran asombro, un león grande y poderoso, sentado en un lugar donde había estado el mármol. Con gran emoción, el niño corrió hacia el escultor y le preguntó: “Señor, dígame, cómo sabía que había un león dentro del mármol”.

Seamos nosotros esos escultores, descubramos en cada alumno/a, en cada persona, aquel “león” que ya de antemano hemos soñado e imaginado en nuestra mente y nuestro corazón que llevaban dentro.

Para ello, hemos de  reiniciarnos, tener la valentía y el coraje de recrear este nuevo comienzo con una ilusión fresca y renovada, que seamos educadores sin “callos ni durezas en el corazón”, e iniciemos este curso con las mismas “ mariposas en el estómago”  como la primera vez que entramos a una clase como profesores y nos pusimos delante de los alumnos y alumnas. Encendamos motores y hagamos memorial educativo.

Encender e iluminar nuestras programaciones, nuestras metodologías para innovarlas, sabiendo que la innovación no es la aplicación de la más novedosa y actual  metodología, sino conocer a cada uno de nuestros alumnos/as, sus necesidades y realidades, sus conocimientos previos, así como sus motivaciones e intereses. Ajustar cuatro factores importantes: motivaciones, intereses personales o colectivos, conocimientos previos y la metodologia idónea; así podremos implicar al alumno o alumna en su propio proceso de enseñanza aprendizaje, despertando el gusto por saber más para proyectarlo mejor en la vida real. En el fondo, esto es el enfoque competencial en la que se fundamenta la LOMLOE.

Encendamos motores: estas chispas como la pasión por el conocimiento, los valores adquiridos, el entusiasmo por aquello que somos y hacemos, nuestro empeño por cada niño o niña…, esto  saltara y contagiará como por ósmosis, los motores de nuestros alumnos/as, los arrancará de su invernamiento estival  y juntos nos adentraremos en una apasionante aventura de retos, proyectos, metas, ensayo-error,  experiencias compartidas que sumarán en nosotros y en ellos savia nueva y rica para seguir creciendo como personas.  Un profesor/a motivado/a siempre provocará  y originará una clase motivada, un profesor/a entusiasmado/a provocará una clase y unos alumnos/as entusiasmados y creativos; un profesor/a  con una buena organización y metodología, conseguirá que sus alumnos/as mantengan un orden y una secuenciación en su proceso de enseñanza aprendizaje. Por tanto, depende de ti y de mí, que encendamos la chispa de nuestros motores para empezar a ilusionarnos y a soñar con un curso lleno de novedades, sorpresas, proyectos ilusionantes, de vida compartida… y lo vivamos con la misma intensidad de los primeros años pero con la sabiduría de la experiencia obtenida de los años vividos. Ánimo y FELIZ COMIENZO DE CURSO.