Sin duda alguna, la música es una herramienta de comunicación en sí misma y puede usarse directamente o como herramienta de apoyo a nuestro discurso.
Una música instrumental puede acompañar y poner en situación a los oyentes frente a un texto en verso o en prosa. La música “de colchón” o de fondo, como se suele decir, puede ser el complemento perfecto para ambientar un momento de la comunicación. Por eso, la música, como otros recursos, es mejor dosificarla, no usarla de continuo.
No es difícil imaginarnos una poesía con una música suave instrumental de fondo, aunque otras sintonías pueden ponernos en otros contextos, si vamos a hablar de superación, de esfuerzo, de lucha por conseguir algo quizá el tema de Carros de Fuego pueda ser una buena manera de empezar; si vamos a hablar de ecología o de la Amazonía el tema de La Misión (os temas de las películas son un recurso muy sencillo porque llevan ya un mensaje añadido propio que mucha gente descodifica al oírlo y relaciona con facilidad).
La música instrumental puede ser usada como cabecera al inicio de una exposición o como fondo.
Luego tenemos la música con letra, con mensaje. Ahí se abre un campo muy grande de investigación para dar con la canción que dice exactamente lo que nosotros queremos comunicar. Es posible que hoy ya la IA facilite esa búsqueda o incluso que la componga ex profeso para ti.
Insisto que, como cualquier recurso, su uso debe ser moderado; el abuso de la música puede hacer perder la atención del objetivo principal.
La música puede ser también el colofón, el final redondo. Por eso, permitidme proponeros un tema de un buen amigo, César Hidalgo: Por el Cielo Azul”