Sacramentos: Dios con nosotros, viviendo la fraternidad

Pautas iniciales. ¿Para qué los sacramentos?
De una pastoral sacramental a una pastoral con sacramentos.

La crisis de los sacramentos de la vida
Una amiga me decía el otro día que ella era «cristiana no ritualista». Con esa expresión quería decirme que ella sí creía en Dios, en Jesús, pero que no le veía ningún sentido a los ritos y a los sacramentos. Y me temo que no es una posición aislada. Mucha de nuestra gente no entiende ni siente nada ante la mayoría de los sacramentos, con lo que simplemente se los «quita de encima». En este cambio de paradigma en el que vivimos, en el que la cristiandad desaparece y cada uno debe construir su sentido, muchos se descuelgan de algo que les sobra.
¿Por qué? A mi juicio por dos grandes razones:

  • Mucha de nuestra gente no vive la experiencia de la comunidad cristiana… De esta manera, no siente la necesidad de vivir nada en común con otros. Su cristianismo es ellos y Dios. Punto.
  • No han vivido una iniciación a los sacramentos, símbolos (y por tanto eficaces) que hacen presente a Dios. No están vinculados a ellos, con lo que no les son significativos y no toman conciencia de ninguna presencia en ellos, salvo que se aburren.

En el cambio de una cristiandad social a la nueva sociedad plural, no tienen referencia comunitaria, ni han tenido espacio para «hacer suyos» los símbolos cristianos. Por ello, es necesario tomar conciencia de que hacer una auténtica pastoral no significa hacer una pastoral sacramental (explicar los sacramentos y ya está, o celebrarlos con guitarras o no), sino una pastoral global, personal y comunitaria, en la que están incluidos los sacramentos.
En una pastoral personalizada, sostenida y acogida en una comunidad cristiana, surge necesariamente la necesidad de símbolos comunitarios, que unen a la comunidad con la Iglesia universal. En una pastoral comunitaria me uno a símbolos que me hacen pertenecer, que me hacen presente mi identidad, lo fundamental: Dios amándome.

¿Qué es y para qué sirve un sacramento?
Para una definición de sacramento es necesario tener en cuenta los siguientes elementos, que pueden ser presentados como un camino de «toma de conciencia»:

  • Los sacramentos son símbolos y todos somos seres simbólicos.
    Un sacramento es un símbolo (tradicionalmente se hablaba de «signo», pero la nueva semiótica hablaría más de símbolo en el sentido más profundo del término).
    ¿Eso qué es?
    Una realidad que «hace presente» (de verdad) un sentido profundo de la realidad.
    ¿Eh?
    No es tan extraño. Si quieres decir a alguien que le quieres, le das un beso (haces un símbolo). Si te comprometes
    con alguien, le das algo que llevéis los dos (le haces un regalo «especial»). Y si no te lo acepta o te lo devuelve… es
    que no «hay» esa unión…
    Cuando suena «vuestra» canción, todo cambia… Para otros no es nada, no significa, pero para vosotros sí es importante: todo es distinto. El colgante que te regalaron, la pulsera, el anillo, el póster, la canción, el lugar, la fecha…
    Estamos rodeados de realidades que nos «tocan el corazón», que nos hacen vivir, que nos unen a la vida. Todos somos seres simbólicos. Y los sacramentos son ese tipo de símbolos.
  • Los grupos tienen sus propios símbolos, que les unen y les dotan de identidad. La Iglesia también.
    Somos seres simbólicos y, por tanto, lo somos como seres individuales y como seres sociales. Todos los grupos generan sus propios símbolos, que les dotan de identidad y de sentido y refuerzan su pertenencia. El escudo, el himno, los colores de tu equipo de fútbol que, cuando gana, tiene que ir a tal o cual fuente a celebrarlo, la camiseta de tu grupo de música, determinada forma de vestir, de maquillarse…
    Si somos seres simbólicos, también la experiencia de encuentro grupal, de pertenencia, se vive a través de símbolos comunes.
    Y la comunidad cristiana, la Iglesia, también tiene sus símbolos comunes, de pertenencia, de hacer presente nuestra identidad (los que hemos tomado conciencia de estar sostenidos en Dios Amor).
    ¿De dónde los ha sacado?
    Como todo grupo, del origen, de la identidad primera: de la práctica de Jesús e, inspirada en Él, de la práctica de las primeras comunidades. Todos los sacramentos se originan, directa o indirectamente, en Jesús mismo y su Reino.
  • Los símbolos hacen presente algo importante. Los sacramentos, Dios mismo (y si es Dios, es Vida).
    Un anillo de compromiso hace presente la pareja, la historia de amor, el compromiso de fidelidad, los sueños compartidos, la vida en común… Quitárselo y tirarlo implica, de hecho, romper con todo ello. Los símbolos son poderosos, hacen presente realidades importantes, centrales… Por ello, a los sacramentos uno se inicia. Un anillo no es nada hasta que la pareja se lo regalan uno al otro… entonces esos (y no otros), son todo para ellos. Una canción no es nada (otra más), hasta que suena cuando os hacéis pareja… entonces es «vuestra» para siempre…
    Los sacramentos igual, pero con un paso más: el que se hace presente es Dios mismo. ¿No es ese el mensaje de Jesús? «Donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estaré yo» (Mt 18,20). En la fraternidad, en el encuentro como hermanos y hermanas, se hace presente (de verdad) Dios mismo. Esta es nuestra experiencia cristiana, allí vemos a Dios. Los sacramentos, celebrados juntos, como hermanos, hacen presente a Dios mismo, y si es Dios, es Amor que nos plenifica, que nos salva, que multiplica la Vida…
    ¿Para qué sirve entonces un sacramento? Para disfrutar de Dios amándome (que es una pasada), es decir, plenificándome.

Claves de una pastoral con sacramentos
Si esta «mini» definición nos vale, podemos ver tres claves para afrontar una pastoral con sacramentos:

  • Necesito la experiencia de vivir la comunidad fraterna de la Iglesia, de una relación de hermanos y hermanas, y llamar a esa experiencia con su nombre: fraternidad en Dios (ser Iglesia). Sin esa experiencia, la básica cristiana, no es posible siquiera pastoral.
  • Necesito iniciar a los chavales a nuestros símbolos, haberlos presentado de manera que se «vinculen» a ellos, que sean «su anillo», «su canción»… No se vincula uno de cualquier manera, con una charlita o menos aún en una clase… Eso puede ayudar a comprender, pero uno se vincula en momentos importantes, en experiencias fundantes… en la vida real. Cuando expreso cosas importantes con ese símbolo.
  • Esto es, los sacramentos se incluyen como parte de «decirnos» las experiencias compartidas. Así, son «nuestros».
  • Necesitamos unir los signos con nuestra «historia», con Jesús mismo, y con la presencia de Dios con nosotros. Y distinguir lo central de lo accesorio, sin confundir la cáscara del fruto (el cura no es el centro de la Eucaristía, sino partir y compartir el pan y el vino, como hizo Jesús hace dos mil años, sentados en torno a la misma mesa de la fraternidad), de manera que se pueda «disfrutar» del encuentro con lo central y no perdernos en la «hojarasca» secundaria.
    Nuestra experiencia nos dice que, por este camino, los sacramentos pueden dejar de ser una «carga» que estoy deseando dejar a un lado para ser parte de mi forma de vivir, la forma de vida cristiana…

José María Pérez Soba

Formación sacramental

INICIACIÓN CRISTIANA Y SACRAMENTOS

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