Es la luz que tiembla

la que siega la noche.

Es la noche oscura

la que alumbra el camino

de regreso.

Aceptar es “recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da”. Aceptarse es asumir que tÚ mismo eres lo que eres. Desde hace muchos años has recibido la visita de los avatares de la cotidianidad inesperada. Has podido experimentar en tus propias carnes que  no podías controlar lo que en la vida acontece porque vivir consiste en aprender que  muchas cosas no dependen de ti, la mayoría de ellas. Algunas te han resultado agradables y trajeron amor a tu vida y otras estuvieron acompañadas de los sentimientos de impotencia y dolor. Habrás, incluso, pensado en si son producto de la  buena o  de la mala fortuna. Pero seguro que conforme ha pasado el tiempo y se ha colado en ti la experiencia y sabiduría que proporciona la perspectiva, has descubierto que uno de los secretos del bienestar personal consiste en aceptar.

Aceptar la vida tal y como viene es una tarea difícil en la historia de cada uno. Nuestro afán por sobrevivir en un mundo desconocido es encomiable. Por eso nos revolvemos cuando algo no encaja en nuestros deseos más inmediatos y sacudimos al aire el polvo que provoca y tratamos de evitar el malestar. Si te paras a descubrir  tus sombras, la luz emergerá sobre ellas y, con el tiempo, podrás llegar incluso a mirarlas con ternura . En ti están el rencor y el perdón, la generosidad y la envidia, la mirada limpia y la suspicacia, la pasión y la desidia, la paz y la violencia. Todo eso eres porque estás hecho de carne, de huesos y de alma. Tienes vida y por eso cada sombra reconocida en ti te permite ser capaz de poder ver las de los demás y reconocerte humildemente en ellas. Si miras con amor tu zona más oculta, si practicas la autocompasión, tus ojos se llenarán de la ternura y comprensión hacia el mundo y hacia ti.

La pintura Sombreness Sunlit, habla de esa oscuridad iluminada por el Sol. Emily Carr desvela la mística del encuentro con la luz, en el bosque, en lo más recóndito de nuestra propia intimidad. La naturaleza es el gran símbolo de la presencia de lo inevitable en el ciclo del día y de la noche. La certeza de que cada hoja que cae desprendida de cualquier rama alimenta la nueva vida que está por nacer; en definitiva consiste en asumir que las cosas vienen para algo y no por algo.  Para proyectarse en las nuevas cosas que han de venir. Seguro que has tenido en muchas ocasiones esa experiencia sorprendente del engranaje de los acontecimientos en lo que ha sido hasta el día de hoy tu destino. ¡Cuántas gracias le tienes que dar a los tropiezos, al infortunio y a que muchas cosas no “saliesen” como inicialmente habías planeado. Cada decisión, palabra, encuentro o situación te han servido “para algo”.

Aceptarse es admitir que uno no es el único dueño de sí mismo, que la luz que ya posees es un regalo que recibiste por genética, educación o por la acción de la propia vida y que la sombra, que también te pertenece, también es un presente de la existencia para aprender y crecer permanentemente.

Aceptar que cada acontecimiento viene a su tiempo, que no es el tuyo, ni el de tus anhelos ni de tus prioridades más evidentes es la clave para que sigas creciendo.

Aceptar es, en definitiva, saber que el mundo que te rodea, habla de ti y que tú hablas del mundo que te conforma.

PARA SENTIRTE

La respiración es la base fundamental de nuestra vida y nuestro contacto con el exterior desde que nacemos.  Aprender a respirar es más un proceso de reminiscencia,ya que se trata de volver aprender lo que ya sabemos desde que nacemos y que desaprendemos por hábitos sociales personales y culturales.

Por eso te propongo qué seas consciente durante unos minutos cada día sobre el estado de tu respiración: que sientas cómo el aire entra en ti, cómo permanece y cómo sale de tu cuerpo, de tus pulmones y cómo antes de volver a respirar sí aparece un espacio de silencio y calma dentro de ti.

Si practicamos la respiración consciente y dotamos de un espacio cada vez mayor a los momentos de silencio entre la inspiración y la espiración descubriremos que en ese espacio es donde habita el centro de nuestra experiencia. Puedes ayudarte tratando de acompasar tu inspiración, espiración y silencios a la música que acompaña este artículo.

Elegy ( Yiruma)

PARA SENTIR

Te propongo que trates de escuchar los tiempos de respiración de las personas con las que compartes la vida  y que intentes, a la vez que escuchas, acompasar tu respiración  al ritmo de la persona con la que hables. Experimenta la conexión que se establece y lo atenta que es tu escucha en ese momento. 

* La imagen es Sombreness Sunlit, de Emily Carr (Royal BC Museum, Canadá).

Los verbos de la vida

ILUMINARSE

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