2023: UN AÑO DE RETOS DIGITALES PARA LA ERE

Al comienzo de un nuevo año muchos son los objetivos o metas que las personas nos marcamos en casi todos los ámbitos de nuestras vidas. La idea de un nuevo punto de partida, con una mejora sustancial de nuestra calidad de vida o de nuestros diferentes entornos vitales suele ser una constante que, en muchas ocasiones, requiere o trae consigo retos difíciles de superar, pero muy interesantes en todo caso. Estos propósitos de año nuevo nos marcan las pautas sobre las que girarán nuestros quehaceres principales a lo largo del tiempo venidero. A veces son pretensiones efímeras y se diluyen en el tiempo por falta de constancia, intereses diferentes, cansancio… Sin embargo, en otras muchas ocasiones, perduran y se asientan en nosotros, pasando a formar parte de hábitos adquiridos que cristalizan en la consecución de las metas planteadas a priori y en la aparición de otras nuevas que afrontaremos en el futuro.

2023 acaba de despuntar en nosotros y se presenta como un año apasionante a nivel de retos de todo tipo, en lo que a la enseñanza religiosa escolar se refiere. También en el ámbito pastoral educativo. Es un año para consolidar las dinámicas puestas en marcha con anterioridad, en una época de cambios no siempre muy halagüeños, pero también es una gran oportunidad para sentar las bases de nuevos enfoques pedagógicos, de estrategias metodológicas innovadoras, de dinámicas y recursos de primer nivel. Y es ahí donde surgen los verdaderos retos en materia digital que la ERE nos presenta y que han de ser afrontados con la mayor de las ilusiones, puesto que este maravilloso ámbito bien merece contar con todos los enfoques y ayudas posibles.

Un año con múltiples desafíos para la clase de Religión.

Nos adentramos en una era en la que la pedagogía del área de Religión Católica experimenta un cambio que ya ha sido iniciado a comienzos de este curso y en el que términos como “situación de aprendizaje”, “perfiles de salida” o “indicadores de logro” han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana en el entorno de un aula o en ámbitos educativos varios. Es el tiempo de una nueva ley de educación, de unos nuevos enfoques psicopedagógicos y de una forma de educar diferente. También en el ámbito digital, donde se nos plantea un horizonte que pone el acento en la labor docente para crear espacios de aprendizaje con todo tipo de herramientas y con variedad de métodos.

Por tanto, hemos de afrontar digitalmente este nuevo año tratando de incorporar los espacios tecnológicos a las programaciones didácticas que servirán de eje para vertebrar la docencia y, por ende, señalarán la idoneidad de la práctica para la consecución de aprendizajes operativos y eficaces. Este primer reto sustenta sus principios en el conocimiento y manejo de las TIC en entornos educativos concretos y para desarrollar aprendizajes concretos también. Es decir, afrontamos un reto que requiere de nosotros formación y conocimiento suficientes para crear entornos de aprendizaje, actividades y dinámicas que depositan su esencia en la tecnología como base para conseguir una transmisión de conceptos o experiencias prefijadas por el currículo que impregna la programación didáctica.

Sin embargo, no solamente se plantean retos tecnológicos exclusivamente en la práctica docente, sino que es un tiempo para que el alumnado demuestre que la digitalización de la vida también ha llegado al ámbito educativo en lo que se refiere al enfoque de estudio y a las estrategias de intercomunicación entre los diversos agentes educativos. Y es que el uso de las herramientas digitales a modo de aplicaciones o redes sociales está muy consolidado generalmente para fines comunicativos o de ocio, pero trasladar esa cotidianidad al marco de la escuela sin que la esencia de la misma se vea afectada es todo un reto. Nuestros alumnos manejan los dispositivos tecnológicos con gran soltura, pero no siempre lo demuestran en el ámbito escolar. Guiarlos, aconsejarlos y acompañarlos de manera natural al uso responsable de las TIC ha de ser uno de estos retos a afrontar en el nuevo año. Y todo ello intentando transmitir fielmente unos contenidos, saberes y capacidades que cristalicen en valores y actitudes de vida que jamás puedan desvirtuarse a causa del medio empleado para su difusión. De ahí que la alfabetización digital iniciada años atrás para la ERE sea crucial a la hora de conseguir esa habilidad educativa y esa fidelidad al Mensaje que se transmite.

Algunos de los retos o nuevos enfoques de la ERE en material digital para 2023.

No podemos terminar esta pequeña reseña de retos digitales en la clase de Religión para el año que acabamos de comenzar sin hacer mención a la imperiosa necesidad de continuar con una formación adecuada en este ámbito docente. Constantemente aparecen nuevas herramientas, enfoques innovadores, propuestas tecnológicas que reclaman nuestra atención. Por ello y porque la labor docente así lo requiere en todo lo que la rodea, es preciso una formación adecuada que nos permita incorporar todas estas tendencias a una tarea maravillosa en la que cualquier detalle, por pequeño que sea, puede mejorar nuestra asignatura.

Se presenta un año apasionante, lleno de cambios. Algunos de ellos causan impresión e incluso intimidan. Sin embargo, la enseñanza religiosa escolar o la pastoral educativa sustentan su base en el Evangelio, cuya figura visible es toda una inspiración que nos anima a luchar, a adaptarnos a nuevos contextos, a estar cerca del otro y a superar cualquier temor puesto que el objetivo final bien merece la pena. ¡Ánimo!

Digireli

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