LA CONVERSIÓN DE SAULO (HCH 9,1-9) (I)

IMPORTANCIA

La narración está grabada en la mente de muchos cristianos, pero rezuma más grafismo que verosimilitud.

Los hechos se han contado así porque era preciso consignarlos.

Solo una visión vivencial tiene la fuerza para remodelar la existencia.

La vocación de Saulo es la realización histórica de un plan elaborado por Dios desde siempre.

El relato expone teológicamente las etapas del proceso de conversión que recorrió Saulo.

DIFERENTES VERSIONES

El relato de la vocación de Saulo lo encontramos cuatro veces en el Nuevo Testamento

Tres están en el libro de los Hechos y son redactadas por Lucas. Una en la Carta a los Gálatas y es contada por el propio Pablo.

El texto más antiguo es el epistolar.

En ningún relato dice que fuera a caballo, aunque es lógico suponerlo por la distancia que hay entre Jerusalén y Damasco: unos doscientos kilómetros.

LECTURA DEL RELATO

Entre tanto, Saulo, que seguía amenazando de muerte a los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar encadenados a Jerusalén a cuantos seguidores de este camino, hombres o mujeres, encontrara (vv. 1-2).

Damasco era una ciudad independiente que no entregaba a sus ciudadanos.

Lucas atribuye al sanedrín derechos sobre los judíos damascenos que no tenía.

Las cartas solo podían ser recomendaciones a las sinagogas de Damasco.

Pablo podría llevar a los cristianos ante las autoridades de la ciudad y no de Jerusalén.

Cuando estaba ya cerca de Damasco, de repente lo envolvió un resplandor del cielo (v. 3).

Acontece en el momento más inesperado porque el Espíritu Santo se manifiesta donde quiere y cuando quiere.

La expresión “resplandor del cielo” alude a un conocimiento repentino o a una revelación personal.

Recuerda al paradigma de los relatos de vocación: la teofanía del Sinaí (Éx 3,1-14).

Cayó a tierra y oyó una voz que decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (v. 4).

Se trata de una iluminación que derriba al receptor de sus viejos conceptos y le abre a una nueva dimensión.

La llamada por dos veces, repitiendo el nombre propio, también está relacionada con los relatos bíblicos de vocación.