LA CONVERSIÓN DEL CENTURIÓN CORNELIO (HCH 10,44-48) (Y II)

UNA OBRA EJEMPLAR

El bautismo del centurión (1658), Michel Corneille, el Viejo. Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia.

Puede tratarse de un trabajo preparatorio para el retablo que pintó para la catedral de Notre-Dame de París. Nuestro cuadro refleja un estilo más veneciano y rafaelino que propiamente de la época en que se pintó. Destaca por la luminosidad, el empleo del color y el contraste.

ESTUDIO ICONOGRÁFICO

El autor presenta a Cornelio arrodillado, descalzo y semidesnudo en actitud penitencial. El profano diría que el centurión pide el Bautismo a Pedro. Esto no concuerda con el relato. Los brazos de Cornelio simbolizan la acogida del sacramento por parte del guerrero.

El empleo de la concha es un anacronismo, puesto que aquella época el Bautismo era por inmersión.

Pedro da personalmente el Bautismo a Cornelio. Esto no concuerda con Hechos donde son otros los que confieren el sacramento.

Uno de los acompañantes de Pedro abre los brazos en señal de asombro por lo que está ocurriendo. La presencia del joven que hace de acólito y el uso de la jofaina son sendos anacronismos del pintor.

La actitud de la esposa de Cornelio es penitencial: túnica, pelo recogido y postura inclinada solicitando el sacramento. La niña que está en primer plano también se encuentra de rodillas y con una vela encendida en la mano.

Un niño de corta edad reclama la atención de su madre, en un simpático gesto. La sirvienta cuida de los niños y mira fijamente a Pedro en una actitud interrogativa.

La presencia de la vela es otro anacronismo.

Tenemos dos grupos de personajes que quieren representar diferentes actitudes ante el Bautismo.

Los del fondo bajan las escaleras del edificio, ajenos a todo lo que está sucediendo. Se podría decir que se trata de los siguen en el paganismo.

Los espectadores que están detrás del muro contemplan con curiosidad la escena. Se podría decir que es otra familia.

Resulta interesante la presencia de los amigos del centurión. Se puede decir que más bien son los compañeros de armas. Son tres varones que sostienen los símbolos de la profesión de centurión: la coraza, el casco y el estandarte. Los tres miran a Pedro y su actitud es mas de ofrenda que de petición.

Ellos, los símbolos y el templo romano del fondo representan la sumisión del Imperio romano a la predicación cristiana iniciada por Pedro.

Destacamos los anacronismos del cuadro: la concha bautismal, la vela de la niña, la actitud penitencial, la jofaina y el acólito. El cuadro representa la forma en que se realizaba el Bautismo en la época de Corneille y no en la época apostólica.

Es una obra anacrónica