LA CURACIÓN DEL CIEGO DE NACIMIENTO (JN 9,1-41) (Y IV)

UNA OBRA EJEMPLAR

La curación del ciego de nacimiento, Tabla de la predela del retablo La Maestá de la catedral de Siena (1308-1311), Duccio di Buoninsegna.

ESTUDIO ICONOGRÁFICO

Podemos dividir la tabla en tres espacios: El encuentro entre Jesús y el ciego (v. 6), el ciego que se lava en la piscina (v. 7b), los espectadores (vv. 2. 8ss.).

  • El ciego tiene una actitud de pasividad, como corresponde con el texto joánico.

La mano derecha del ciego demuestra que es un suceso ocasional, que no se espera la acción de Jesús.

Jesús es presentado en el momento de ponerle el barro mezclado con su saliva, en los ojos. Por tanto, su actitud es activa.

Ahora, el ciego es más ciego.

Nadie parece darse cuenta de lo que está sucediendo y, todavía menos, el ciego.

  • Se nos presenta ahora al ciego acudiendo a la piscina de Siloé (v. 7).

La piscina, que tiene escaleras para sumergirse en ella, se presenta en realidad como un abrevadero. Esto es necesario para que la actitud del ciego sea la de estar de pie.

Estar de pie significa estar dispuesto a la acción: el ciego dará testimonio de Jesús inmediatamente.

En este momento la actitud del ciego cambia: alaba a Dios y ha dejado el bastón a un lado.

  • Los apóstoles están atentos a la acción del Señor.

Podemos reconocer a Juan (vestido de rojo y sin barba), a Pedro (a la derecha de Jesús, calvo y viejo) y a Tomás (con el dedo levantado recordando Jn 20, 27).

El resto de los espectadores quedan sin identificar. Podrían ser el resto de los Apóstoles (todos suman doce) o las personas que presencian el signo.

  • Un detalle: Uno de los acompañantes de Jesús mira directamente al espectador del cuadro.

Se trata de una forma de llamar la atención: ¿qué dices tú (espectador) de todo esto? El ciego ya hace algo, ¿qué vas a hacer tú?