ENSANCHAR LA VIDA REFLEXIONANDO
Educar reflexivamente es una de las formas de cuidar hoy, en este tiempo presidido por la agitación. Reflexionar es ayudar a conformar un criterio y saber actuar de la mejor manera posible.
Educar reflexivamente es una de las formas de cuidar hoy, en este tiempo presidido por la agitación. Reflexionar es ayudar a conformar un criterio y saber actuar de la mejor manera posible.
Al finalizar el año 2021 se nos fue el arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutú, premio Nobel de la Paz en 1984, luchador infatigable en favor de los derechos humanos, amigo entrañable de Nelson Mandela.
El cuidado se nos presenta como sabiduría de la vida, como un arte para vivir y convivir en armonía en medio de los conflictos y los desajustes propios de lo cotidiano.
Ciertamente, el esfuerzo, la constancia y pulir las capacidades personales forman parte de todo proyecto educativo. El problema es la orientación que otorgamos a la educación
El cuidado requiere un doble salto evolutivo: uno personal y otro como especie humana. Ambos representan saltos hacia dentro de nosotros mismos.
Una Cumbre más sobre el cambio climático, y de nuevo esa imposibilidad de admitir que vamos en una dirección equivocada.
Las imágenes del volcán de la Palma impresionan y cuestionan. Nuestro planeta está vivo; no es algo que está ahí a nuestra disposición.
En este tiempo incierto nos enfrentamos a la posibilidad de albergar un nuevo ámbito educativo; me refiero al ámbito del cuidado.
Se cumple en estos días el 100º aniversario del nacimiento del maestro y pedagogo brasileiro Paulo Freire.
Comenzamos un nuevo curso. Seguimos tejiendo ilusiones, proyectos y nuevos desafíos en un marco incierto. Necesitamos vincularnos una vez más a nuestra fuente del Cuidado.